Tener libertad a la hora de organizar su propio trabajo, el orden, el ritmo y la forma de hacer las tareas, estimula su participación en la toma de decisiones
Fomentar el trabajo en equipo para evitar la competitividad entre compañeros y compañeras
Entrenar a los mandos en el liderazgo, que respeten a las personas a su cargo, fomenten el apoyo, generen confianza y ofrezcan reconocimiento
Las funciones y responsabilidades de cada cual en su trabajo deben ser inequívocas
Organizarlo de modo que se eviten tareas estrictamente pautadas, puestos donde no es necesario pensar o tareas monótonas y repetitivas. Enriquecer y ampliar el contenido del trabajo
Hacer de ella una política de la organización, en los sistemas de información y comunicación, en los programas de reciclaje y promoción y en los procesos de toma de decisiones
Facilitar la flexibilidad de horarios y el teletrabajo, reducir a lo imprescindible el trabajo a turnos y nocturno o los horarios variables ayudan a una mejora de la productividad y de la salud del trabajador/a
Apostar por políticas de estabilidad en el empleo. Reducir la imprevisibilidad y la incertidumbre. Informar a tiempo de los cambios previstos
Proporcionar los necesarios humanos y materiales necesarios para realizar el trabajo en buenas condiciones
Ofrecer facilidades para que el personal lo practique, mejor si es en grupo
Ofrecer a las personas formación que les permita gestionar su propio estrés: técnicas de relajación, estrategias de afrontamiento, gestión del tiempo, trato con usuarios, etc

Estas intervenciones en materia de salud mental deben formar parte de una estrategia integrada de salud y bienestar que abarque la prevención, la detección temprana, el apoyo y la reincorporación al trabajo. La clave del éxito consiste en implicar a las partes interesadas y al personal de todos los niveles, no solo cuando se lleven a cabo intervenciones de protección, promoción y apoyo, sino también cuando se evalúe su eficacia.